Ya les he contado y recalcado: nunca,
hasta hace diez meses, había practicado deporte. Como prueba, mi armario...ni
huella de ropa deportiva. Pasaba el tiempo y yo seguía exigiendo a mis leggins
más de lo que su tela estaban preparados. Esto se traducía en parches y parches
en unos pantalones que suplicaban por su jubilación. Así un día de finales de
julio, llegó “El momento Chándal”.
El momento Chándal lo defino como ese instante
en que se reconoce que el ejercicio físico ha pasado a ser parte importante de
la rutina. En mi caso, fue rendirme ante la evidente falta de pantalones sin
agujeros que llevar a mi centro. Así que me acerqué al supermercado más grande
del pueblo, busqué un “pantalón
deportivo” de mi talla y sin fijarme en nada más, me fui casa. Les adelanto... así no se
compra un chándal. Resultó ser un pantalón pirata de tela elástica pero
ajustada, de color blanco con lentejuelas rosas en las piernas. En algún
planeta lejano... eso era un pantalón deportivo, en el mío, era una burla a mis
kilos mal repartidos.
Sin rendirme en mi búsqueda encontré en otro supermercado otro “pantalón
deportivo” esta vez, miré la tela, el color y que fuera largo... todo bien
hasta que me lo puse en casa era un ¡pantalón de ciclismo!, es decir, muy
ajustado y acolchado entre las piernas. Ideal para los 45 minutos de
bicicleta... ridículo, para intentar caminar en la cinta o hacer musculación en
máquinas e incomodísimo para colocárselo en los vestuarios. Lo que logró este
pantalón negro ajustado... es que encontrara bonito el anterior pantalón
blanco.
Por todo lo anterior, decidí ir a una
tienda deportiva, dónde descubrí que hay muchos tipos de “pantalones deportivos”
yo escogí uno de algodón fino, por que mi actividad es siempre en interior,
holgados, por la variedad de movimientos; de elástico ancho en la cinturas,
para que no sea difícil sacármelos en el vestuario y color azul marino, por
respeto a mis kilos. Y si... me compré dos (cada vez que sudo tengo que
lavarlos... y ¡ay madre como sudo en ese gimnasio!)
Así que, para los novatos en el ejercicio... si veis que
no hay más opción que agregar una percha en el armario con este tipo de ropa...
preguntad antes y os ahorrareis visitas innecesarias a supermercados y escenas
vergonzosas en el gimnasio.
joé como escribes tía. Me he leido tus tres primeros posts y muy bien y eso que yo soy de los que creen en el hombre del futuro enquencle y con mucha cabeza.
ResponderEliminarEn mi vida he ido tres veces a un gimnasio, la tercera vez ya ni me cobraron, sabían que iba a durar dos días a lo sumo.
Saludos ¡chiquilla bloggera!.
Daniela, nos vemos muchos dias en el gym, he visto hoy por primera vez tu blog y me encanta. Decirte que por el momento chandal tb pase yo, jajajaja yo me apunte por mi padre ahora el lo ha dejado y sigo yo. Tambien decirte que lo de las agujetas a mi tambien me dolian partes del cuerpo que no sabian ni que existian, aun hay veces que me duele subir a mi casa. Sigue asi,nos vemos en el gimnasio
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